Deja que fluya...

Deja que fluya...
El amor es lo mas importante del mundo.

Cuentan una vez ... I Parte


Tanbya corría tanto como sus piernas le permitían, no hallaba manera de detenerse. Sabía que podía ser la ultima vez en que le vería, debía decírselo, debía tratar. El bosque se hacia cada vez más extenso, los arboles eran interminables, cuando de repente cayó víctima de una piedra en el camino y su cuerpo no dio más, exhausta y aturdida, Tanbya no supo en que momento pasaron las horas en aquel hermoso lugar.




No podía incorporarse, solo un rayito de luz se perdía entre sus hermosos ojos cafés, su cabello negro estaba enmarañado en el camino y su vestido café quedó recogido cerca de sus rodillas, las lágrimas brotaban de sus ojos, pensaba, le he perdido, no le he podido alcanzar y pensó desde el momento en que vio sus hermosos ojos, el momento en que supo que él era el amor de su vida, quien compartiría los años por venir; pero algo la despertó, asustada trató de levantarse y escuchó la vos del único ser que en su vida le había acompañado, Gaya.




Gaya, era un hada del bosque, su nombre devenía de los más antiguos lenguajes de su pueblo en aquella tierra que ya no podemos ver, ella era el espíritu de la Tierra, más fuerte y poderosa que cualquier otra hada del reino pero más bondadosa y amable que la más tierna flor en primavera, sus alas eran purpuras y todo en ella era brillo; Tanbya, dijo asustada, que te ha pasado? El espíritu del bosque me ha llamado por medio de los árboles a alertarme de tan importante escena. Tanbya no sabía que decirle, se sentó a como pudo, recogió su cabello y se limpió las lágrimas del rostro, respiró profundo, mientras Gaya le seguía atenta, y dijo: le he perdido. Sabía que se iba, pero me ha tomado tarde darme cuenta, el padre tiempo me trajo irónicamente aquí, sólo sé que ahora se fue y no pude decirle nada, me di cuenta de lo que sentía hasta el último momento mi querida amiga; se de tu dolor le interrumpió Gaya, más no debes darte por vencida.




Cuando él llegó a mi, continuó Tanbya más tranquila y menos conmocionada, yo estaba muy confundida, le miraba como el más dulce de los cariños, todo entre nosotros era un par, sin hablar nos comprendíamos, sin mirarnos sabiamos que estabamos ahí, hablabamos de mil temas y era perfecto, jugabamos como dos niños bajo la lluvia y nos pudimos ayudar a pasar muchos barrancos peligrosos cuando saliamos a explorar las tierras, nos dormiamos bajo el sol del campo sin preocuparnos de nada ni de nadie, ambos con el mismo espíritu como si fuese uno solo en dos personas, reaccionabamos de la misma manera, nos reiamos él de mis ocurrencias y yo de las suyas, no puedo pensar que eran las mismas porque cada uno sobrellevaba las cosas distinto pero él era mi complemento, yo amaba su corazón y sin darme cuenta del amor tan inmenso que sentía por él, y ahora, deberé casarme con el Señor de las montañas del Norte quien ha pedido mi mano. Gaya le escuchaba pero no entendía como había llegado esta situación a sofocar a su protegida, lo único que pensaba era en la oportunidad de opinar pero no llegaba, el dolor de su querida amiga embargaba el ambiente y sabía que esto pasaba a menudo en el mundo de los mortales, como podía ser que no se hubiera dado este amor, si creía que era lo más sencillo y hermoso, después se percató que el silencio había llegado, cuando un alma humana ya no tiene más que decir porque todo esta por afuera, llega ese silencio perceptible en el mundo fantástico y mortal, y él me dijo que se iba, remató.




Querida Tanbya, porque no le dijiste esto antes?? porque esperar a que partiera a las tierras bajas del Oeste para decírselo?? Él sabes tu, tiene la más hermosa de las tareas, lleva su espíritu lleno de energía y alegría a los pueblos con su arte, sabías que esto llegaría, él es parte fantástico y parte humano, mi querida, como tu cuando naciste. Tanbya le dedicó una mirada extensa y se imaginó las palabras que no pueden ser nombradas por un mortal, miedo, la interrumpió Gaya, sangre del señor obscuro que aun daña la tierra, has pisado las rocosas laderas de la tristeza; Tanbya sabia que era cierto pero la verdad era que él no le había demostrado algo más para su seguridad, temía equivocarse; humanos se dijo Gaya, mientras se sostenía el tocado de lirios en su cabeza. Mimbi, como le decía a Tanbya desde que ésta conoció por primera vez este mundo, que significa pequeña en el idioma de las hadas del bosque, debiste superar ese risco como cuando caíste a las aguas del río de los diamantes y luchaste por tu vida. El fuego apareció en Mimbi, represión que traía hace varias lunas atrás, quiso gritar en ese momento pero prefirió sumarse a la tempestiva furia y golpeó la tierra, Gaya dijo: sabes lo que es amar a alguien y ya no tenerle?? sabes lo que es que te pretenda el amor de otro sitio del cual sabes no es tu hogar, porque tu hogar baja en este momento los bosques encantados del lago?? no se que hacer, cayó vencida, solo esperar las estrellas.




Gaya dejó que el tiempo pasará, las nubes se alejaron y las estrellas aparecieron para Mimbi, que solo miraba el horizonte que no alcanzó, Gaya brilló y le dijo: estás más tranquila?? Tanbya asintió, lo único que no podía entender era como había llegado ahí, era como haber pasado dormida, como si ella ya no fuera ella y su cuerpo fuera una botellita que la contenía, su fuerza estaba en otro lugar; Gaya le interrumpió el pensamiento y le dijo: mi querida Mimbi, si miras bien mientras tu te halles aquí la vida continúa su viaje sin retorno, porque estarás acá por un espacio muy corto mientras aprendes las artes del mundo, después estarás a cargo de tu propio espíritu hasta que algún día se te otorguen los poderes que son para ti. Él es parte de tu historia y creeme que todos los caminos se cruzan tarde o temprano, tu le volverá a ver, no en la siguiente alba o en la siguiente estrella, sino cuando el camino se cruce de nuevo y frente a frente entenderán que la vida es una serie de hilitos pequeñitos. Tu sabes que deben estar juntos, él pronto lo sabrá si así a de ser mientras tanto las heridas se curarán, cerrarán, las estaciones pasarán y el tiempo seguirá su curso al igual que tu.




Tanbya comprendió en ese instante que no es el tiempo al que ella se aferraba, sino el tiempo que el tiempo debía dejar pasar porque todo sigue su curso.




Ahora, dijo Gaya, levántate tengo algo que mostrarte, dame tu mano, confías en mí??




(Continuará)