Yo trato solo trato de no
ofuscarme, de encontrar las palabras que no existen, de sanar un corazón que
con desesperación trata de gritar, pero que no lo he dejado por miedo, porque
hay gente que nos lastima más de lo que se puede imaginar, con su silencio y
con su indiferencia, de eso no se trata la amistad.
La amistad no se trata de hacer
sentir mal a los demás, no se trata de faltarles al respeto, no se trata de
acomodar a tu amigo a tu vida, sino de compartir los momentos que se puedan
compartir. La amistad no se trata de bando, se trata de un solo camino con
intersecciones que se juntan tarde o temprano.
La amistad no se trata de romper
los sueños e ilusiones de tu amigo, se trata de ayudarlo a llegar a ese
destino, no es desmembrar lo que busca la amistad, es unir.
Más de una vez encontramos como
los dos mundo de repente se confunden y resulta que tu vida se vuelve un circo
para los demás, en el que puedes decidir por esa persona, reírte de las cosas que le
pasan y tener compasión de esa persona cuando no existe motivo.
Adonde se van los momentos
vividos? A donde se dirigen cuando en realidad a la persona nunca le
interesaron y de repente los deja morir? A donde queda el derecho de reclamar,
despúes de que los ven perdidos por sus propias acciones y termina siendo el
ofendido el agresor? Según ellos…
Odio la hipocresía de la
humanidad, que acomoda las cosas a su gusto, que deja que esas cosas se vuelvan
sus realidades y que pretenden que las personas tomen esas cosas como una
realidad también…en increíble lo que alguien perdido en la desubicación puede
llegar a hacer y a ser.
Yo tengo mi vida, mi camino, el
derecho a decidir que hago y que no hago, el derecho a pensar que no quiero
cerca de mí a gente chismosa, que no me aporta nada, a gente que en vez de
ayudarme me hunde, yo tengo derecho a decir que no, porque aunque les duela
ellos decidieron primero vivir sus vidas así y yo no puedo hacer nada. Yo no
estoy loca, por lo menos para estas cosas soy más cuerda de lo que a muchos les
gustaría, vivo con la verdad y vivo con la sinceridad que muchos guardan por “educación”.
Y a esto he llegado, a vivir con las consecuencias de lo que he decidido,
porque así me gusta ser, a vivir con la cosecha de no aguantar nada, pero si
dejar muy en claro mi decisión. No dar un paso atrás a veces es más costoso que
mantenerse. A veces la gente agresora, no son nuestras parejas, sino la gente que más nos conoce, como nuestros amigos.
Al final de la reflexión debemos
pensar que si no somos así viviremos a la expensa de lo que los demás quieran,
de lo que nos dejen hacer, de lo que nos permitan caminar, viviendo bajo una
sombra maquiavélica, que no nos deja estirar nuestras alas, porque saben que
podemos llegar más alto de lo que jamás podrán, porque saben que podemos llegar
a un lugar que ellos jamás conocerán.
Definitivamente, la mejor
medicina para el alma es escribir.